
Cada viernes, cuando finalizo la jornada laboral, me dispongo al volante camino de Miranda. A lo largo del trayecto pienso en alto, canto, y analizo la semana que está a punto de finalizar, a la vez que organizo mentalmente el finde que acaba de comenzar... ¡Una hora de viaje que me sirve para todo eso! Pero cuando finaliza el recorrido de la autopista y entro en el peaje, ya me siento como en casa. Y es que los trabajadores de allí (cada viernes uno distinto, por cierto) así me lo hacen sentir. ¡Ya has vuelto Laura! o ¡Mira que abandonarnos y marcharte a la Capi...! ¡Se te echa de menos! Personas que no conozco, pero que me anuncian la entrada en la que sigue siendo mi ciudad, Miranda. Cada vez siento más apego a la capital de la provincia y es que las sensaciones desde aquí han sido mucho mejores de lo que me esperaba, haciendo que me sienta `entre la espada y la pared´, y es que ya sabéis que la relación Miranda-Burgos nunca ha sido satisfactoria del todo. En definitiva, sentirse querida por la gente allá por dónde vayas es una de las mejores cosas que nos pueden pasar. Y por el momento sigo disfrutando de ese placer que espero que dure mucho tiempo. Por cierto,que la amabilidad de los trabajadores de la Autopista que une Miranda- Burgos hace que no me duela tanto la cantidad que debemos pagar en el peaje. Una cantidad que a modo de seguro de vida, nos aleja del peligro de la carretera nacional, pero que no deja de ser excesiva...
2 comentarios:
En Miranda te echamos de menos, pero nos alegra poder seguir viéndote!!Un besote enorme!!
Burgos es simplemente la segunda estación del viaje de ángel...
Prefiero no hablar de la N-I Burgos - Miranda porque incendio el blog... La vergüenza de la provincia, el mejor test para los amortiguadores de tu coche... Y la autopista tampoco está para tirar cohetes que digamos...
Y qué bien escribes, Laura...
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