jueves, 16 de diciembre de 2010

De colores va la cosa...


Voy a hacer como si nada....Voy a hacer como si la entrada de los hombres grises la hubiera escrito hace dos días (no retrocedais para ver la fecha...), y retomo este blog pidiendo disculpas a sus lectores...Pero parece ser que mis hombres grises se han convertido en negros por algún tiempo, y entre exámenes, trabajo y demás `quehaceres´ ahí se quedo la cosa...Pero amenazo con volver y poneros al día, ya que desde hace dos meses, creo que he ganado la batalla al tiempo, y ahora lo tengo, en parte, para disfrutar también de mí, y de las cosas que me gusta hacer...Por eso vuelvo...Y hoy no sólo hablo del negro que siempre nos recuerda al luto, a la tiniebla, a la oscuridad...
Hablo también del naranja...Y es que , mientas he desayunado esta mañana ( como todas las mañanas: café, tostadas y zumo de naranja) me he quedado mirando esa pieza de fruta. Cuando la he partido, dispuesta a exprimirle todo el zumo, he pensado en por qué relacionamos el amor con la mitad de esa pieza cargada de vitamina C, con la media naranja... Y es que, al parecer, (y según me acabo de informar) en un principio habitaba la tierra un ser esférico completo que reunía en sí ambos sexos, que cierto día Zeus decide la división de estos seres en dos mitades para evitar así que le disputaran el poder de los cielos. Y desde entonces, todos vivimos en busca de esa otra mitad, que en cierto modo nos pertenece, y que la buscamos influidos por la fuerza de la madre natura...
Desde entonces los seres humanos nos vemos condenados a buscar entre nuestros semejantes a nuestra media naranja con la que unirnos en abrazos que nos hagan más "completos". Sin embargo, Zeus amenazó con cortarnos de nuevo en dos mitades -para que, así, caminemos dando saltos sobre una sola pierna-, en caso de que la raza humana no aprenda a respetar sus propios límites y a superar su peligrosa arrogancia...Curiosa reflexión...
Para terminar la reentré, os dejo la sigueinte cita de Aristófanes que explica su idea sobre el origen de su expresión: "…cuando uno de ellos se encuentra con aquella otra mitad de sí mismo (…), queda aquel fascinado y cautivo de amor, afinidad e intimidad, y ya no desean separarse uno de otro ni siquiera por un momento. Y estos son los que pasan el resto de sus días en mutua compañía, y sin preocuparse por explicar qué es lo que cada uno desea del otro…"

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya era hora...